Hormigón armado: propiedades, usos y cuidados

Imagen de construcción con hormigón armado

Cuando se trata de levantar estructuras que no solo impresionen, sino que también permanezcan firmes ante los retos del tiempo y el clima, hay un compa en el mundo de la construcción al que todos recurren: el hormigón armado. Estamos hablando de esa poderosa combinación entre el hormigón o cemento tradicional y las barras de acero que tiene como resultado un material capaz de aguantar casi cualquier cosa. 

Imagínate el hormigón como esa base sólida y confiable, y el acero como el refuerzo que llega para darle ese extra de fuerza. Juntos, forman una dupla invencible que brinda seguridad y estabilidad a cualquier edificación, desde tu casa hasta los rascacielos que rasgan el cielo de las ciudades modernas.

Con más de un siglo de edificaciones que se mantienen en pie, el hormigón armado ha demostrado ser un aliado fiable y duradero en el arte de construir. En este artículo vamos a explicarte por qué es tan eficiente y cuáles son sus usos principales, entre otras cosas.

¿Qué es el hormigón armado?

Si alguna vez te has maravillado ante la magnitud de los rascacielos o la solidez de un puente moderno, lo más seguro es que estés admirando el trabajo del hormigón armado, el héroe de la construcción contemporánea. Este material es el resultado de una ingeniosa combinación de hormigón y acero que verdaderamente ha cambiado el juego en el mundo de la construcción.

El hormigón o cemento, por sí solo, es casi invencible cuando se trata de aguantar peso aplastante, pero cuando se trata de estirarlo o doblarlo, bueno, digamos que no le va tan bien. Aquí es donde entra el acero, el compañero perfecto que le da al hormigón esa fuerza extra para resistir tensiones y flexiones sin chistar.

Pero, ¿cómo funciona exactamente esta dupla dinámica? Imagina el hormigón como un fuerte escudo capaz de resistir enormes presiones, mientras que las varillas de acero actúan como un esqueleto interno que mantiene todo unido cuando las fuerzas intentan estirar o doblar la estructura. Juntos, forman el hormigón armado, un material que no solo es resistente, sino también sorprendentemente versátil.

Y aquí viene la parte interesante: hormigón y acero podrían no haber sido tan buenos compañeros si no fuera por la sorprendente similitud en la forma en que reaccionan a los cambios de temperatura. Ambos materiales se expanden y se contraen de manera muy similar con el calor y el frío, lo que significa que trabajan juntos en armonía, sin peleas ni grietas inesperadas.

El hormigón armado es una ciencia compleja en sí mismo, ya que, dependiendo de los esfuerzos y la carga que vaya a recibir cada elemento estructural, se pueden utilizar varillas con diferentes características, que permiten incrementar aún más la eficiencia de cada columna, viga, plancha o cualquier otro elemento de concreto armado

¿Cuáles son los usos del hormigón armado? 

El hormigón armado es mucho más que un simple material de construcción; es un aliado indispensable en la creación de un mundo más seguro, más conectado y, sin duda, más impresionante. Su capacidad para soportar tensiones de tracción y compresión lo convierte en la elección perfecta para prácticamente cualquier estructura que puedas imaginar.  Veamos algunos de los usos más comunes y algunos no tan comunes de este material

Edificaciones: es el pilar estructural y de cimentación de rascacielos, residencias, y edificios comerciales, proporcionando la estructura necesaria para soportar cargas masivas y resistir condiciones ambientales de toda clase.

Puentes e infraestructura vial: permite la construcción de puentes largos y resistentes, capaces de soportar el peso del tráfico constante y las condiciones climáticas adversas.

También se utiliza en la construcción de carreteras, especialmente en zonas que requieren pavimentos duraderos capaces de soportar tráfico pesado.

Estructuras de contención y marítimas: toda clase de muros de contención y diques, por ejemplo contención de cerro o presas, se benefician de su resistencia a la presión lateral del agua y el suelo. Muelles, rompeolas y otras construcciones en zonas costeras también utilizan hormigón armado por su resistencia a la corrosión y al desgaste por el agua salada. Ciertas aplicaciones, como plataformas flotantes o pontones, emplean hormigón armado por su estabilidad y flotabilidad calculada.

Mobiliario urbano y elementos decorativos: bancos, maceteros y otros elementos del mobiliario urbano pueden ser fabricados en hormigón armado por su durabilidad y resistencia al vandalismo. Además, artistas y arquitectos utilizan hormigón armado para crear piezas escultóricas y decorativas que resisten el paso del tiempo y las inclemencias del clima. La resistencia y la capacidad de moldeado del hormigón también armado lo hacen ideal para construir complejas estructuras recreativas, como rampas de patinaje.

Estructuras para agricultura: Silos y depósitos para almacenamiento de grano a menudo se construyen con hormigón armado por su fortaleza y resistencia a la intemperie.

Estructuras militares y búnkeres: Por su capacidad para resistir impactos y explosiones, el hormigón armado se utiliza en la construcción de refugios antiaéreos y búnkeres.

Como puedes ver, el hormigón armado no se limita solo a los usos más evidentes en la construcción; su versatilidad y durabilidad lo convierten en una opción valiosa para una amplia gama de aplicaciones, algunas de las cuales van más allá de lo que normalmente asociamos con este material.

¿Cómo se fabrica el hormigón armado?

La creación del hormigón armado comienza con un paso crítico: el diseño estructural. Aquí es donde los ingenieros y arquitectos entran en juego, tomando decisiones clave sobre el tamaño, forma y colocación del refuerzo de acero dentro del futuro hormigón, teniendo en cuenta las cargas que deberá soportar y el entorno en el que vivirá.

Con el diseño en mano, se procede a cortar y doblar las barras de acero para que encajen perfectamente en los lugares clave de la estructura de hormigón, esos puntos críticos que enfrentarán tensión. El siguiente paso es preparar los encofrados, los moldes temporales hechos de madera, metal o plástico que dan forma al hormigón líquido. Estos encofrados tienen que ser robustos, capaces de contener el hormigón y mantener su forma durante el proceso de curado.

Antes de verter la mezcla de hormigón, se coloca con precisión el refuerzo de acero dentro del encofrado, asegurando que esté en la posición exacta para hacer su trabajo. Luego se vierte la mezcla de hormigón, asegurándose de que envuelva completamente el refuerzo de acero. Durante este paso, es vital usar vibradores para que la mezcla se acomode uniformemente y se libere de burbujas de aire, garantizando la solidez estructural de la construcción.

El hormigón necesita su tiempo para ganar fuerza y alcanzar su máximo potencial. Durante el curado, se mantiene húmedo para permitir que la reacción química del cemento se complete óptimamente, usualmente durante una semana como mínimo. Al final de este proceso, cuando el hormigón está completamente curado y fuerte, se retiran los encofrados, revelando una estructura de hormigón armado preparada para soportar las cargas y tensiones para las que fue diseñada.

Por todo el proceso que conlleva, el precio del hormigón armado es más elevado que el de las estructuras de cemento convencional, pero ofrece ventajas muy superiores. 

¿Cuáles son los tipos de hormigón armado?

En el universo del hormigón armado, tenemos varias versiones que se adaptan a las distintas necesidades de las obras, cada una con sus propias fortalezas y particularidades. Vamos a darte un tour por los más destacados:

Hormigón armado tradicional: este es el tipo más generalizado, en el que el acero se incorpora como refuerzo para mejorar la resistencia del hormigón a la tensión. Se emplea ampliamente en la construcción de edificaciones, puentes y otras estructuras, ofreciendo un balance óptimo entre resistencia y flexibilidad.

Hormigón armado de alta resistencia: diseñado para estructuras que soportan cargas excepcionalmente elevadas, este hormigón incorpora una mayor proporción de acero de refuerzo y una mezcla de hormigón enriquecida con cemento, elevando significativamente su capacidad de carga y resistencia.

Hormigón armado con fibras: en este caso, se sustituye el refuerzo de acero tradicional por fibras de diferentes materiales, como acero, vidrio o plásticos, mejorando la durabilidad del hormigón y su capacidad de soportar cargas, además de ofrecer ventajas en términos de manejo y aplicación.

Hormigón pretensado: se refiere a estructuras de hormigón armado que emplean técnicas de pretensado para aumentar su resistencia y eficiencia estructural.

Hormigón armado de baja emisión de carbono: con un enfoque en la sostenibilidad, este tipo de hormigón reduce la cantidad de cemento en su composición para disminuir las emisiones de CO2 asociadas con su fabricación. Además, puede incluir el uso de materiales y aditivos alternativos que minimizan su impacto ambiental.

Cada uno de estos tipos de hormigón armado se selecciona en función de los objetivos específicos del proyecto y las condiciones locales, asegurando así que la estructura resultante sea capaz de cumplir con los requisitos de rendimiento y durabilidad esperados.

¿Cuáles son las ventajas del hormigón armado frente a otros materiales?

El hormigón armado destaca por una serie de ventajas frente a otros materiales. Y no es solo por su fortaleza, sino también por su inteligente diseño que aprovecha lo mejor de dos mundos: el hormigón y el acero. Vamos a desglosar qué hace tan especial a este material:

Fuerza y durabilidad: resistente a climas extremos y a la corrosión por agentes químicos, este material está hecho para durar. Además, resistente tanto a la compresión como a la tracción, por lo cual es un pilar de fuerza para cualquier construcción.

Costo asequible: sus componentes están por todos lados y su mantenimiento es pan comido, lo que lo hace super económico a largo plazo.

Versátil: el hormigón se adapta a cualquier forma, textura o tamaño que necesites, gracias a su versatilidad a la hora de moldearse.

A prueba de fuego: con una resistencia al fuego que va de 2 a 6 horas, el hormigón armado da tiempo de sobra para actuar en caso de emergencia.

Resistente a temblores: diseñado correctamente, el hormigón armado puede soportar los embates de los terremotos. Además, gracias al acero, el hormigón armado avisa con grietas y deformaciones antes de fallar, permitiendo tomar medidas a tiempo.

Fácil de manejar: a diferencia del acero estructural, trabajar con hormigón armado no requiere de una mano de obra demasiado especializada.

Sinergia estructural: el hormigón y el acero tienen coeficientes de dilatación térmica muy parecidos. Eso significa que se expanden y contraen juntos con los cambios de temperatura, evitando tensiones internas que podrían dañar la estructura.

Adherencia superior: cuando el hormigón fragua y se endurece, agarra fuerte las barras de acero gracias a una adherencia química de primera. Además, las barras de acero suelen tener corrugas que mejoran aún más esta adherencia.

Protección al acero: el pH alcalino del cemento protege al acero de la corrosión gracias a un fenómeno conocido como pasivación. Como quien pone un escudo protector alrededor del acero.

Soporte estratégico: el hormigón no solo rodea al acero, sino que lo confina y evita que se pandee bajo carga, optimizando su función estructural.

Diseño a medida: ingenieros y arquitectos pueden jugar con las proporciones y la colocación del acero dentro del hormigón para controlar cómo y cuándo una estructura llegará a su límite, permitiendo, por ejemplo, que las piezas se deformen visiblemente antes de una falla, lo que añade seguridad.

Con todas estas cualidades, no es de extrañar que el hormigón armado sea la elección estrella en la construcción moderna.

¿El hormigón armado es sostenible?

El tema de la sostenibilidad en la construcción es complejo y multifacético, especialmente cuando se trata de materiales como el hormigón armado. A primera vista, podrías pensar que, dado su coste energético y material, el hormigón no sería la opción más verde. Pero, ¿y si te digo que hay más en esta historia?

Piénsalo de esta manera: si evaluamos el hormigón en función de su durabilidad y el largo servicio que ofrece, de repente, la balanza empieza a inclinarse a su favor en comparación con otros materiales que, aunque pueden ser menos costosos energéticamente al principio, no duran tanto.

Ahora, súmale a eso el hecho de que el hormigón permite una construcción de densidad media a alta. Esto es clave porque este tipo de construcción es más sostenible en términos de uso eficiente del suelo, accesibilidad a servicios y transporte público, entre otros. Así, el hormigón, que podría parecer menos prometedor al principio, empieza a sumar puntos en la carrera de la sostenibilidad.

Pero espera, hay más. Si consideramos la incorporación de materiales reciclados en la mezcla de hormigón, como áridos reciclados de otros proyectos de construcción o escorias industriales, la cosa se pone aún más interesante. El hormigón no solo se vuelve más sostenible desde el punto de vista del reciclaje, sino que también mejora su huella de carbono.

Además, la industria del hormigón no se ha quedado de brazos cruzados frente a los desafíos ambientales. Se están desarrollando hormigones especiales, más amigables con el planeta, mediante la mejora de los procesos constructivos para reducir su impacto ambiental y el uso de materiales reciclados. Estos avances están reflejados en normativas como la 334.082, que apuntan hacia un hormigón con una huella de carbono reducida.

Entonces, sí, en el balance correcto de factores, el hormigón armado puede considerarse como una opción viable y, en ciertos contextos, sostenible en el mundo de la construcción moderna.

Cuidados o mantenimiento que requiere el hormigón armado

El hormigón armado, a pesar de su resistencia y durabilidad, necesita de cuidados y mantenimiento para prolongar su vida útil y garantizar su desempeño. Aquí van algunas recomendaciones:

Protección contra la humedad: la humedad es uno de los principales enemigos de este material, por lo cual es necesario asegurarse de que el sistema de drenaje funcione correctamente para evitar la acumulación de agua cerca de las estructuras de hormigón armado. Las grietas, incluso las más pequeñas, pueden permitir la entrada de agua, lo que podría llegar a las barras de acero y causar su oxidación, por lo cual repararlas a tiempo es fundamental para evitar la corrosión del refuerzo. Las juntas en estructuras de hormigón armado también deben mantenerse selladas y en buen estado para evitar filtraciones de agua que puedan dañar la estructura. 

Inspecciones regulares: identificar a tiempo problemas o señales de deterioro como grietas, fisuras, desprendimientos o corrosión del acero de refuerzo, puede prevenir daños mayores y costosas reparaciones.

Limpieza: mantener las superficies de hormigón limpias de suciedad, manchas y crecimiento biológico, como musgo o moho, que pueden retener humedad y contribuir al deterioro del material.

Tratamiento anticorrosivo o revestimientos especiales: en zonas propensas a la corrosión, puede ser necesario aplicar tratamientos anticorrosivos al acero de refuerzo o utilizar aditivos en el hormigón que inhiben la corrosión. En algunos casos, es recomendable aplicar revestimientos o pinturas especiales que protejan al hormigón de las agresiones químicas, la radiación UV y otros factores ambientales.

Control de carga: finalmente, el exceso de carga puede provocar daños estructurales y reducir la vida útil de la construcción, por lo cual hay que evitar sobrecargar las estructuras de hormigón armado más allá de su capacidad de diseño. 

Con una atención adecuada y mantenimiento preventivo, las estructuras de hormigón armado pueden mantener su integridad estructural y estética por muchas décadas, siendo una solución eficaz y duradera en el vasto mundo de la construcción.

¿El concreto armado y el hormigón armado son lo mismo?

¡Exacto! A veces las palabras nos confunden, pero en este caso, estamos hablando de lo mismo. Ya sea que le digas hormigón armado o concreto armado, te refieres a ese superhéroe de la construcción que combina la solidez del cemento con la fortaleza del acero.

La elección entre uno u otro término es más una cuestión de dónde te encuentres en el mapa. En muchos rincones del mundo de habla hispana, especialmente en España, el “hormigón armado” es el término de uso común. Sin embargo, cruza el charco o cambia de región, y escucharás a la gente hablar de “concreto armado”.

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